
La valoración de nuestro tiempo y el de los otros es un arte que, en una sociedad que corre demasiado rápido, se convierte en una habilidad esencial. Muchas veces, nos encontramos completamente atareados en la rutina diaria de nuestras vidas, olvidando que cada instante es una oportunidad para comunicarnos, para encontrarnos con nosotros mismos y con los demás.
A continuación, te propongo algunas técnicas para aprender a valorar mejor y con más profundidad el tiempo.
Mira y Escucha. La mirada es una excelente herramienta. Si observas tu entorno e incluso a las personas que te acompañan percibirás matices de sus vidas que normalmente no captamos, y entenderás hasta la necesidad de que la gente sienta cómo les gustaría emplear su tiempo, lo que nos hará poder aumentar nuestra capacidad para valorar el tiempo que empleamos con ellos.
Conciencia del Aquí y Ahora. Vivir el presente es otra habilidad necesaria para poder valorar nuestro tiempo. Esto significa ser capaz de tomar conciencia de nuestras acciones, pensamientos y emociones en el aquí y ahora. Al hacerlo, podremos disfrutar de nuestras experiencias y tomar decisiones más informadas en dejar que las emociones se apoderen de nuestros pensamientos y de nuestras acciones, y prestar más atención a cómo nos gustaría utilizar nuestro tiempo.
Agradecimiento. Valorar el tiempo que nos ofrecen otras personas y cada uno de los momentos que nos enriquecen puede cambiar nuestra mirada del tiempo y la forma de valorarlo. La gratitud es ser conscientes de que cada segundo de la vida tiene un coste y que hay que saberlo aceptar y asumir y poder devolverlo, de una forma u otra.
Prioriza lo que te Hace Feliz. Reconocer y valorar lo que nos interesa y nos hace felices es la primera escalera del saber valorar el tiempo. Tener claro que hay un tipo de actividad que nos hace sentir satisfechos o que nos complace puede hacer que el uso del tiempo sea mejor y que ese tiempo, de alguna manera u otra, se le regale a los demás.
En resumen, saber valorar el tiempo y el que nos invierten las personas conlleva estar presentes, ser comunicativos y agradecidos a la vez que priorizar lo que verdaderamente nos hace felices. Relacionar esos cambios en nuestras vidas hace que se enriquezcan la calidad de la vida de cada uno.