
En la sociedad actual, a menudo nos encontramos atrapados en una vorágine de actividades y responsabilidades. El ritmo de vida acelerado nos empuja constantemente a hacer más, a ser más productivos y a alcanzar metas cada vez más altas. Sin embargo, en medio de todo este ajetreo, es fácil olvidar la importancia de simplemente SER.
El SER se refiere a nuestra esencia, a quiénes somos en lo más profundo de nuestro ser. Es el espacio donde encontramos paz, autenticidad y conexión con nosotros mismos. En contraste, el HACER está relacionado con nuestras acciones, logros y la manera en que interactuamos con el mundo exterior. Ambos aspectos son fundamentales, pero encontrar un equilibrio entre ellos es clave para una vida plena y satisfactoria.
En nuestros tiempos, el HACER suele recibir más atención y valor. Nos sentimos presionados para cumplir con expectativas externas, ya sea en el trabajo, en la familia o en la sociedad en general. Esta presión puede llevarnos a descuidar nuestro SER, lo que a su vez puede generar estrés, ansiedad y una sensación de desconexión.
Para contrarrestar esto, es esencial dedicar tiempo y espacio para el SER. Esto puede incluir prácticas como la meditación, el mindfulness, el autocuidado y la reflexión personal. Al tomarnos un momento para detenernos y conectar con nuestra esencia, podemos recargar energías y encontrar un sentido más profundo en nuestras acciones.
Por otro lado, el HACER también es importante. Nos permite materializar nuestros sueños, contribuir a la sociedad y crecer como individuos. La clave está en realizar nuestras acciones desde un lugar de autenticidad y equilibrio, en lugar de hacerlo por mera obligación o presión externa.
En resumen, el SER y el HACER son dos caras de la misma moneda. Al cultivar ambos aspectos en nuestra vida, podemos encontrar un equilibrio que nos permita vivir de manera más plena y consciente. Así que la próxima vez que te sientas abrumado por las exigencias del HACER, recuerda tomarte un momento para simplemente SER. Permítete disfrutar de la tranquilidad y la autenticidad que provienen de estar en sintonía contigo mismo.