
Un Herida No Sanada, Es una vida no encontrada
Todos llevamos heridas, cargas y un gran dolor que nunca podrá desaparecer con el tiempo; quizás tratemos de olvidar, pero como dice el Refrán “el agua siempre reclama su cauce”; tener un niño o una niña herida es condenar a un adulto a una vida desenfocada, sin rumbo, sin norte, vacía y sin motivación.
Muchos de nosotros estamos aún atrapados mentalmente en una edad cronológica diferente a la que tenemos y por eso no podemos avanzar; ese dolor que nos dejó el abandono, el sentir que no éramos suficientes para aquellas persona que amábamos, ese abrazo no recibido, las palabras que nunca fueron escuchadas y el no sentirnos protegidos, nos hicieron ser lo que somos hoy; adultos heridos que vivimos en una constante guerra con el mundo y con nosotros mismos, donde nada nos hace sentir completos; porque estamos fraccionados y en una constante búsqueda de esas pequeñas partes que perdimos ¡!!
Nos buscamos en el mundo, en lo material, en los títulos, en las relaciones y aun así seguimos perdidos; nada de eso nos hace sentir completos; peor aún solo consigue entrarnos en un abismo de soledad, de insatisfacción e infelicidad.
Dicen que el que busca encuentra; pero en este caso la pregunta sería;
¿Qué estamos buscando?
Y lo que buscamos:
¿Dónde lo perdimos?
¡Allí estaría la respuesta y la sanación!
Debes volver al momento en que te perdiste, hacer tu proceso y reencontrarte.
Por eso hoy te invito a que cierres tus ojos y te preguntes:
¿Qué edad realmente tengo?
¿Qué situación y a qué momento de mi vida debo regresar para recoger mis partes perdidas e integrarlas con amor perdón y conciencia al adulto de hoy?
Y por último dile a tu niño Herido, a tu niña Herida:
Hoy tomo conciencia de que el único responsable de mi sanación soy yo, por eso integro de manera amorosa cada situación vivida, libero el dolor y me quedo con el aprendizaje, no soy la victima de esas circunstancias si no el autor de mi propia vida y es mi responsabilidad crear solo amor para mí y los que me rodean.