Toda la vida estamos teniendo miedo, tememos a las perdidas, a los cambios, a una enfermedad, a la soledad, a la oscuridad, a las alturas, a los insectos entre otros; este sentimiento se consolida con el tiempo y cada día crearemos más temores que nos hagan sentir cómodos y en una zona de confort; ellos más que creencias se vuelven una excusa que ponemos frente a nosotros para no cruzar el puente donde se albergan nuestros sueños y proyectos; suena irónico pensar como nosotros mismos saboteamos nuestra felicidad!
Pero llega un momento en que debemos tomar una decisión, cerrar los ojos y afrontar esos miedos, cuando lo hacemos nos damos cuenta de lo pequeños e insignificantes que ellos eran y que tardamos mucho tiempo en hacerlo, pero bien valió la pena.
Hay una manera muy especial de afrontar esos miedos y es buscar una ayuda espiritual, en este caso nuestro Ángel de la Guarda nos dará la fuerza y la guía para hacerlo.
Para empezar, debemos tener claro que miedo vamos a trabajar, uno a la vez, cuando sientas que lo has superado, estarás listo para trabajar en el próximo.
Ahora debes buscar un lugar donde sientas paz y que nadie puede interrumpir tu proceso, allí vas a llevar los siguientes materiales:
- Una hoja en blanco.
- Colores.
- Un lápiz.
- Un objeto o dibujo que represente a tu Ángel de la guarda.
Por unos minutos cierra los ojos y háblale a tu Ángel, no existe un guion, solo exprésale tu miedo y dile que te enseñe afrontarlo, abrazarlo, amarlos y dejarlo ir para que así tú puedas avanzar…
Cuando sientas que es el momento abres los ojos, haces tres respiraciones muy profundas y coges aquello que tienes en representación de tu Ángel y lo llevas hacia tu pecho dándole un fuerte abrazo y diciéndole gracias, gracias, gracias.
Ahora en la hoja en blanco y con el lápiz vas a empezar a dibujar ese miedo, no pienses mucho, solo plasma en esa hoja lo que hay en tu mente respecto al miedo que tienes en este momento, deja que tu mano te lleve a representarlo; cuando hayas finalizado vas a pintarlo con colores alegres y en la margen superior vas a escribir “tú eres mi maestro y agradezco la enseñanza, gracias”.
Al finalizar tomas un vaso con agua y durante 7 días vas a llevar el dibujo contigo, repitiéndole lo mismo cuando lo mires: “tú eres mi maestro y agradezco la enseñanza, gracias”.
Después de los 7 días puedes quemarlo, tirarlo en un rio o simplemente rasgarlo y dejar que el viento se lo lleve; tu alma te dirá lo que sea más conveniente.
Si cada miedo que llega a ti lo trabajas de esta manera, te aseguro que pronto dirás: “He atravesado el puente”.
Que Dios Bendiga cada paso que des.
