La positividad tóxica es la tendencia a ignorar, negar o minimizar los aspectos negativos de la vida y enfocarse solo en lo positivo. Aunque puede parecer una actitud optimista y motivadora, en realidad puede tener efectos negativos para nuestra salud mental, como:
– Invalidar nuestras emociones y las de los demás, lo que dificulta el reconocimiento y la expresión de lo que sentimos.
– Generar culpa o vergüenza por experimentar emociones negativas, lo que nos hace sentir que somos débiles o defectuosos.
– Impedir el desarrollo de habilidades de afrontamiento adecuadas, lo que nos hace más vulnerables al estrés y a la ansiedad.
– Crear expectativas irreales sobre nosotros mismos y sobre la vida, lo que nos lleva a la frustración y a la insatisfacción.
La positividad tóxica no es lo mismo que el optimismo saludable. El optimismo saludable implica tener una visión positiva de la vida, pero también aceptar y afrontar los desafíos y las dificultades que se presentan. El optimismo saludable nos ayuda a ser resilientes y a crecer como personas, mientras que la positividad tóxica nos impide hacerlo.
¿Cómo podemos evitar caer en la positividad tóxica?
Algunas estrategias que podemos aplicar son:
– Reconocer y validar nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, sin juzgarlas ni reprimirlas. Las emociones son señales que nos informan sobre nuestro estado interno y sobre lo que necesitamos.
– Buscar apoyo emocional cuando lo necesitemos, sin sentirnos culpables ni avergonzados. Pedir ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad.
– Practicar la autocompasión, es decir, tratarnos con amabilidad y comprensión cuando sufrimos o cometemos errores. La autocompasión nos ayuda a aceptarnos y a cuidarnos mejor.
– Ser realistas y flexibles con nuestras expectativas y objetivos. No podemos controlar todo lo que nos sucede, pero podemos adaptarnos y aprender de las experiencias.
– Cultivar una actitud de gratitud por lo que tenemos y por lo que somos, sin compararnos ni idealizar a los demás. La gratitud nos ayuda a valorar lo que tenemos y a ser más felices.
La positividad tóxica puede ser un obstáculo para nuestra salud mental, pero podemos evitarla si somos conscientes de nuestras emociones y de cómo las manejamos. No se trata de ser siempre felices, sino de ser auténticos y equilibrados.
