
Entrego todo lo vivido este año a Dios; las cosas buenas, no tan buenas, las personas que me acompañan y las personas que debo dejar ir, mis finanzas, mis proyectos, mi salud, mis molestias físicas y cada una de las situaciones que me robaron la paz y la felicidad; mis frustraciones, los errores cometidos, el tiempo perdido , las palabras no dichas y las palabras mal dichas, mis carencias, mis heridas abiertas, mis miedos, mi falta de control y dominio, mi orden y desorden, todo esto lo entrego para qué en una acto de FÉ sea depurado y transformado sólo en amor que me permita para el 2022 recibir la bendición y encontrar nuevamente el camino perdido, el norte trazado y la claridad para decretar que el 2022 será un excelente año y que si hay dificultades las tomare como una oportunidad de crecimiento.