
¿Cuántas veces has sostenido la mano de alguien a quien debes soltar?
Sostener una relación que ya está doliendo es quitarnos la oportunidad de abrazarnos a nosotros mismos; es decirnos Adiós, aniquilarnos y estropear nuestro futuro.
¿Realmente vale la pena sostener nuestra infelicidad?
¡Yo diría que no!
Aunque se que es difícil dejar ir a la persona que “amamos” lo pongo entre comillas por que al final a ese tipo de amor tóxico y desequilibrado, no se le puede llamar así; dar a otros más de lo que te das a ti mismo, es entregar desde la carencia y desde nuestras heridas y si das de esta manera solo regresa a ti lo que estás dando, ¿Cómo resultado de esto que recibes?
¡Más heridas y carencia!
Ahí es cuando te haces la pregunta, ¿por qué me pasa esto a mi? ¿Por qué no tengo suerte en el amor?, ¿todas las mujeres son iguales?, ¿todos los hombres son iguales?, ¿nací para quedarme solo(a)? Entre otros miles de preguntas, ¿Cuál debería entonces ser la pregunta correcta?
¿Qué tanto me estoy amando a mí mismo(a)?
Así que cuando tomas la decisión de terminar una relación que te está generando dolor y angustia, te estás dando la oportunidad de replantear la relación que tienes contigo mismo(a), te estás dando tiempo para observarte, sanar, disfrutarte y aprender amar desde la abundancia, desde el alma y desde allí solo podrás proyectar relaciones amorosas.