

A medida que vivimos aprendemos que la familia
es un puerto seguro donde siempre podemos llegar,
que algunos amigos seguirán siendo amigos, pero es más sano tenerlos lejos,
que el verdadero amor dura toda una vida y siempre nos robará una sonrisa al recordarlo,
que el camino de la espiritualidad es un verdadero encuentro contigo mismo y una conexión con Dios que no requiere de fanatismo,
que la prosperidad llega a ti cuando encuentras equilibrio y paz interior,
que todos los días debemos volver a ser niños, pero con la madurez de las lecciones aprendidas,
que siempre debes hacer lo que amas o si no tu cuerpo enfermará,
que un verdadero amigo es aquel que puede entender tu mirada sin buscar explicaciones y que en tus momentos de oscuridad puede brindarte compañía,
que el tiempo es valioso y debes aprender con quién compartirlo,
que el fin de la vida no es tener si no ser,
que viniste al mundo siendo un ser humano, no una máquina de trabajo,
que mirar a los ojos te dice mucho más que un emoticón,
que nutrimos nuestra alma y aprendemos más mirando el cielo que mirando una pantalla