

Vivimos atados al pasado, a personas, a situaciones, lugares e incluso a objetos; este estado de ausentismo, nos hace volvernos adictos al retrovisor, trayendo como consecuencia chocar con el presente y fracturar nuestro futuro.
Nuestra vida es corta en cada existencia, por eso de nosotros depende aprender a cortar esas ataduras, sanar los aprendizajes dolorosos, liberarnos y quedar con la enseñanza. Todo es cuestión de buscar más allá de tu interior y decirte:
¡Me amo, me valoro y hoy decido dejar atrás las heridas del pasado!
Gracias, Gracias, Gracias.
Envía mucho amor a todas las personas que estén viviendo la misma situación y cuando lo hagas, vas a finalizar dándote un fuerte abrazo.